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Integración escolar en primera persona

  • mariaagustinapicon
  • 25 jun 2023
  • 3 Min. de lectura
En diálogo con calles CABA, Martina Ruiz, explica la importancia de la inclusión en la escuela para niños con discapacidad y el rol de las maestras integradoras.

La educación es un derecho fundamental, todos los niños, niñas y adolescentes tienen la obligación de ir a la escuela y allí aprender las herramientas, conocimientos y valores que los formarán para su adultez. Sin embargo, no todos lo hacen de la misma manera, hay quienes necesitan una ayuda extra, un acompañamiento más cercano en el proceso de aprendizaje.


Martina Ruiz tiene 23 años, es estudiante de psicología y desde el año pasado trabaja como acompañante personal no docente (APND) de un niño en etapa escolar. “Para ser maestra integradora hay que ser psicopedagogo o estudiar el profesorado de educación especial, en cambio, para trabajar como APND solo necesitas un curso que te avale en integración escolar o acompañante terapéutico”, explica.


En un curso escolar promedio donde hay un solo profesor para aproximadamente 20 alumnos, se vuelve imposible que aquellos niños con discapacidades reciban el seguimiento que requieren. De esta manera, un APND se encarga de darle a estos chicos una atención personalizada para que puedan aprender de manera equitativa a sus compañeros. “Los acompañamos en su jornada escolar y los ayudamos en su comportamiento emocional y académico. Se arma un proyecto pedagógico individual según la persona y el tipo de discapacidad que tenga”, dice Ruiz.


Además, a diferencia de unos años atrás, hoy en día hay muchos más chicos integrados en todo tipo de establecimientos escolares. “Yo cuando iba al colegio, no tenía compañeros con integración, ahora se ve mucho más", dice Martina. Como resultado, se logró una inclusión para los chicos con discapacidades permitiéndoles asistir al colegio que ellos decidan y no tener que limitarse solo a establecimientos de educación especial.


Asimismo, destaca la importancia de la comunicación y el trabajo en conjunto con la familia, la escuela, los psicólogos y psicopedagogos para un mejor desarrollo del niño. “Todo lo que pasa en el colegio repercute en el chico, por eso está bueno tener un feedback de todos lados”, afirma.


Sin embargo, existen trabas que terminan obstaculizando el proceso de aprendizaje del niño. Por un lado, los largos procesos de espera para conseguir una maestra integradora disponible, y por otro, el hecho de que quienes no tienen una buena obra social no pueden costearla. “Tengo conocidos que estuvieron meses para conseguir un acompañante y el único que termina perdiendo en esos casos es el chico porque se atrasa en los estudios”, cuenta Martina.


Gran parte de estos obstáculos son consecuencia de la falta de regularización de la profesión. “No solo que el trabajo no está bien pago, sino que también, al no trabajar en relación de dependencia, uno tiene que ser sí o si monotributista y se suman muchos gastos como la obra social, el monotributo, el seguro, que hacen la situación insostenible”, dice y agrega que además, las maestras terminan dedicando horas de trabajo fuera del horario laboral haciendo tareas que no deberían.


Por último, Martina destaca la importancia de concientizar a los niños sobre la discapacidad desde pequeños y considera que debería haber más información al respecto. “La implementación de maestras integradoras y apnd en todos los colegios es un gran paso hacia la inclusión total, ya que los niños lo naturalizan y se relacionan con sus compañeros integrados como cualquiera”, finaliza.


 
 
 

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